Por Oberyn Saura
Los fanáticos de Juego de tronos esperaron el estreno de la nueva temporada con música, comida y productos de la serie durante el evento temático Hear me roar.
Unos oscuros hierros retorcidos formaban un monstruoso e inverosímil trono. Envuelto por una niebla amenazante, se erguía en el centro de la escena, todopoderoso. Quiénes estaban a su alrededor cayeron bajo su influjo. Seducidos, intentaron sentarse en él, pero sólo hay lugar para uno. Dispuestos a conseguir ese sitio por cualquier medio, los forcejeos y las peleas no se hacen esperar, hasta que finalmente, sólo un actor quedó en pie.
La escena no se vio en las pantallas de HBO sino en el Centro Cultural Julián Centeya, en el marco del evento Hear me roar, cuyo eje temático se basó en la serie Juego de tronos. El domingo pasado, los fans satisficieron su onanismo freak con shows, música, merchandising y un trono de hierro -sí, como el del programa de tv-, en el cual pudieron sentarse y sacarse fotos.
El nombre del evento, -en español, Oye mi rugido- organizado por la compañía de teatro Avant Garde, hace referencia al lema de la casa Lannister. Es que la fórmula del éxito de la serie está constituida por una combinación de fantasía medieval, dragones, sexo, rivalidades entre familias de nobles y la muerte de personajes principales.
Entre el público asistente, que según la organización llegó casi a las mil personas, hubo sobre todo jóvenes, pero no exclusivamente ellos. Una niñita de apenas cinco años, con cachetes regordetes que inspiraban ternura, estaba ataviada con un vestido blanco y una peluca rubia platinada. Representaba a Daenerys Targaryen, la Madre de Dragones. Por supuesto, la chiquilla se llevó todas las fotos.
Quizás la caracterización más lograda fue la del cosplayer que interpretó a Tyrion Lannister. El parecido físico entre el actor que interpreta a Tyrion y el cosplayer, sumado a la actitud bien caracterizada hizo que muchos fans se quedaran con la boca abierta. Era como si Tyrion se hubiese escapado de la pantalla para aparecer en el evento. Algo que se volvió más verosímil cuando la compañía Avant Garde interpretó una performance en la que se escenificó la lucha por el poder en la serie. El que se terminó sentando en el trono fue Tyrion, que a esa altura ya se había ganado la simpatía del público y fue ovacionado calurosamente.
Hear me roar estuvo repleto de guiños a la serie, de la mano de la decena de artesanos que expusieron sus productos. El aroma a panceta cautivaba a quiénes pasaban cerca de un puesto de comida medieval inspirada en Juego de tronos. Casi al lado, unos lobos aullaban con violencia y los leones fieros miraban con desdén desde sus marcos. El ilustrador vendió sus creaciones, basadas en los emblemas de las casas del programa, como pan caliente. Remeras, banners, llaveros, casi todo lo imaginable con alguna referencia a Juego de tronos se pudo conseguir. Algo así como un paraíso para el fan.
Pero no todo fue esoterismo geek. El lenguaje universal se presentó de la mano de la música y la cerveza. En el transcurso del evento tocaron dos bandas. Greenfolk, interpretó música celta. Su melodía desparramaba un influjo extraño en el público, que no podía evitar aplaudir y moverse rítmicamente, cerveza artesanal en mano. Después fue el turno de Cernunnos, tipos grandotes, con melenas largas y chivas prodigiosas, vestidos con kilts, que a los elementos del folk le sumaron el metal. Algo así como una amalgama entre Rhapsody, música celta y Rammstein. Hubo rock y pogo para los seguidores de la banda. Y un premio para los fans: Cernunnos interpretó la canción de la introducción de la serie y Las lluvias de Castamere.
El momento más esperado por los fanáticos llegó a las 22, cuando cerca de una centena de personas se quedaron para ver -en pantalla gigante- el estreno de la cuarta temporada. La banda de GOT, grupo de fans de la serie, se encargó de la puesta a punto y de financiar la contratación de HBO. Hubo algunos problemas técnicos y la transmisión no pudo comenzar a tiempo. La ansiedad se apoderó de la audiencia, y algunos, con poca paciencia pero imbuidos por el espíritu de la serie, pidieron que rodaran cabezas. Por suerte, se solucionaron los inconvenientes y a las 22.05 todos pudieron disfrutar del estreno. A las 23, el capítulo finalizó abruptamente y los fans ahogaron un grito. Es que para la siguiente emisión había que esperar una semana, durante la cual, además, habrá que volver a la realidad.
Los fanáticos de Juego de tronos esperaron el estreno de la nueva temporada con música, comida y productos de la serie durante el evento temático Hear me roar.
Unos oscuros hierros retorcidos formaban un monstruoso e inverosímil trono. Envuelto por una niebla amenazante, se erguía en el centro de la escena, todopoderoso. Quiénes estaban a su alrededor cayeron bajo su influjo. Seducidos, intentaron sentarse en él, pero sólo hay lugar para uno. Dispuestos a conseguir ese sitio por cualquier medio, los forcejeos y las peleas no se hacen esperar, hasta que finalmente, sólo un actor quedó en pie.
La escena no se vio en las pantallas de HBO sino en el Centro Cultural Julián Centeya, en el marco del evento Hear me roar, cuyo eje temático se basó en la serie Juego de tronos. El domingo pasado, los fans satisficieron su onanismo freak con shows, música, merchandising y un trono de hierro -sí, como el del programa de tv-, en el cual pudieron sentarse y sacarse fotos.
El nombre del evento, -en español, Oye mi rugido- organizado por la compañía de teatro Avant Garde, hace referencia al lema de la casa Lannister. Es que la fórmula del éxito de la serie está constituida por una combinación de fantasía medieval, dragones, sexo, rivalidades entre familias de nobles y la muerte de personajes principales.Entre el público asistente, que según la organización llegó casi a las mil personas, hubo sobre todo jóvenes, pero no exclusivamente ellos. Una niñita de apenas cinco años, con cachetes regordetes que inspiraban ternura, estaba ataviada con un vestido blanco y una peluca rubia platinada. Representaba a Daenerys Targaryen, la Madre de Dragones. Por supuesto, la chiquilla se llevó todas las fotos.
Quizás la caracterización más lograda fue la del cosplayer que interpretó a Tyrion Lannister. El parecido físico entre el actor que interpreta a Tyrion y el cosplayer, sumado a la actitud bien caracterizada hizo que muchos fans se quedaran con la boca abierta. Era como si Tyrion se hubiese escapado de la pantalla para aparecer en el evento. Algo que se volvió más verosímil cuando la compañía Avant Garde interpretó una performance en la que se escenificó la lucha por el poder en la serie. El que se terminó sentando en el trono fue Tyrion, que a esa altura ya se había ganado la simpatía del público y fue ovacionado calurosamente.
Hear me roar estuvo repleto de guiños a la serie, de la mano de la decena de artesanos que expusieron sus productos. El aroma a panceta cautivaba a quiénes pasaban cerca de un puesto de comida medieval inspirada en Juego de tronos. Casi al lado, unos lobos aullaban con violencia y los leones fieros miraban con desdén desde sus marcos. El ilustrador vendió sus creaciones, basadas en los emblemas de las casas del programa, como pan caliente. Remeras, banners, llaveros, casi todo lo imaginable con alguna referencia a Juego de tronos se pudo conseguir. Algo así como un paraíso para el fan.
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| Foto: Julio Panderi |
El momento más esperado por los fanáticos llegó a las 22, cuando cerca de una centena de personas se quedaron para ver -en pantalla gigante- el estreno de la cuarta temporada. La banda de GOT, grupo de fans de la serie, se encargó de la puesta a punto y de financiar la contratación de HBO. Hubo algunos problemas técnicos y la transmisión no pudo comenzar a tiempo. La ansiedad se apoderó de la audiencia, y algunos, con poca paciencia pero imbuidos por el espíritu de la serie, pidieron que rodaran cabezas. Por suerte, se solucionaron los inconvenientes y a las 22.05 todos pudieron disfrutar del estreno. A las 23, el capítulo finalizó abruptamente y los fans ahogaron un grito. Es que para la siguiente emisión había que esperar una semana, durante la cual, además, habrá que volver a la realidad.


